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Halitosis

Quítame el (mal) aliento: causas de la halitosis

En la mitología griega, la bestia de muchas cabezas Hidra tenía una halitosis tan severa que el hedor de su aliento era mortal para cualquiera que lo oliera. Por suerte, nuestro aliento matutino no es tan penetrante, aunque comer cebollas o ajos puede poner a algunas personas en competencia con la Hidra.

La halitosis tiene muchas causas (aparte de la mala higiene bucal) y puede indicar problemas intestinales, de los senos paranasales e incluso del torrente sanguíneo. De hecho, incluso se pueden analizar muestras de aliento para hacer diagnósticos formales de enfermedades.

Una enfermedad que puede afectar al olor del aliento es la diabetes mellitus. Se trata de un trastorno metabólico en el que el azúcar (glucosa) es incapaz de acceder a las células del cuerpo donde se necesita para proporcionar energía, por lo que aumenta en el torrente sanguíneo.

En algunos casos, como una dosis insuficiente de insulina o una infección, la respuesta del organismo es descomponer las grasas en compuestos llamados cetonas para que actúen como una forma rápida de combustible. Esta grave situación se denomina cetoacidosis diabética.

Las cetonas tienen un olor característico. La acetona, que también es un ingrediente de algunos quitaesmaltes, es una de estas cetonas y tiene el olor de las gotas de pera. Cuando las cetonas se acumulan en el torrente sanguíneo, se difunden fácilmente en el aliento, dándole un olor afrutado.

No sólo la diabetes puede desencadenar la producción de cetonas. Algunas dietas se basan en generar cetonas a partir de la descomposición de las grasas para favorecer la pérdida de peso. Estos métodos, como la dieta Atkins, obligan al organismo a convertir la grasa en energía mediante la restricción de hidratos de carbono.

Otras dietas basadas en los mismos principios incluyen la dieta de ayuno intermitente 5:2. En esta dieta, los seguidores restringen la ingesta de alimentos dos días a la semana para reducir significativamente el consumo de calorías y hacer que el cuerpo produzca cetonas.

Estas dietas pueden ayudar a perder peso, pero sus efectos secundarios pueden ser nefastos. Uno de los efectos secundarios más notorios es el mal aliento, aunque también hay informes anecdóticos de la «entrepierna ceto», en la que algunos seguidores de las dietas ceto se quejan de un fuerte olor genital.

Bacterias y aliento

Otra causa de halitosis es el crecimiento excesivo de bacterias que producen malos olores. En la boca hay muchos rincones en los que las bacterias se esconden, crecen y proliferan, sobre todo en las zonas difíciles de limpiar -entre los dientes, dentro y alrededor de las encías y la lengua- o en lugares inaccesibles, como la parte posterior de la boca y la garganta.

mal aliento

La garganta sirve de conducto para los alimentos, los líquidos y el aire. Algunos pacientes pueden desarrollar una afección denominada bolsa faríngea. En este caso, se forma una bolsa en la parte posterior de la faringe (nombre médico de la garganta) en la que pueden acumularse alimentos y líquidos, fermentar y dar al aliento un olor acre.

Las bacterias también pueden desencadenar infecciones en la boca, como la amigdalitis y los abscesos dentales, en los que los tejidos se inflaman o desarrollan purulencia (producción de pus). El pus es un conjunto de diferentes células muertas, incluidas bacterias, y también puede desprender un olor pútrido.

Además, la sinusitis -que es una infección de las cavidades llenas de aire del cráneo- puede gotear secreciones infectadas malolientes en la garganta, provocando mal aliento.

Pruebas de alcoholemia

Los médicos pueden detectar bacterias en el aliento para diagnosticar algunos problemas de salud. Por ejemplo, la bacteria Helicobacter pylori, que puede irritar el intestino y provocar la aparición de úlceras potencialmente peligrosas, transforma el compuesto urea en dióxido de carbono. Para detectar la presencia de H. pylori, se realiza una prueba diagnóstica del aliento antes y después de administrar urea al paciente. Si el paciente exhala niveles elevados de dióxido de carbono después de recibir la dosis de urea, la prueba es positiva.

También puede analizarse el aliento para detectar un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado (Sibo), que puede provocar síntomas como dolor abdominal e hinchazón. El Sibo produce gases como el hidrógeno y el metano que también pueden detectarse con una prueba de aliento.

Si le preocupa el aliento desagradable y no tiene ningún problema médico, puede analizar su propio aliento. El método más antiguo consiste en lamerse el dorso de la muñeca, dejar que se seque y luego oler. También puede hacer lo mismo con un raspador de lengua, hilo dental o una muestra de aliento exhalado en una mano ahuecada.

A menudo nos acostumbramos al olor de nuestro aliento. Es posible que sólo nos demos cuenta cuando es muy desagradable o cuando aparecen otros síntomas, como un sabor desagradable en la boca. O cuando alguien se atreve a decirle por fin que tiene mal aliento.

Suponga que alguien le ha dado la noticia: ¿Qué debe hacer ahora? Hay medidas sencillas que pueden funcionar bien, como la ingesta regular de líquidos -la boca seca puede provocar halitosis, así que asegúrese de beber suficiente agua- y una buena higiene bucal. Esto implica cepillarse los dientes, la lengua y usar hilo dental entre los dientes para eliminar cualquier foco bacteriano, así como revisiones periódicas en nuestro consultorio.

El enjuague bucal puede ser una solución temporal eficaz, pero hay pruebas de que una dieta rica en verduras de hoja verde puede ser incluso mejor para contrarrestar el mal aliento.

Fumar es otra posible causa subyacente de la halitosis. Así que si quiere un aliento más dulce, deje el tabaco, otra buena razón para dejarlo.


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Dr. Ignacio Rodríguez

Graduado "Magna Cum Laude" como Especialista en Endodoncia, fundó en el año 2008 el primer Centro Dental de Especialistas en la ciudad de Danlí, Honduras; donde desde hace más de una década, ejerce su práctica privada limitada a la Endodoncia.